-Gracias pero prefiero ir andando.
*Te he dicho que tienes unos ojos preciosos?
Y su mirada cruzó con la suya a la vez que era iluminada por las luces de aquella calle en la oscura noche.
Ella sonrió y modesta dijo: no exageres...
Seguidamente él respondió: nadie está exagerando, tienes una mirada especial que acompaña a la dulzura de tus ojos, tus preciosos ojos verdes.
-No sigas mirándome... parezca o no soy tímida, aunque sea muy en el fondo.
Él la coge de la mano y seguidamente le acaricia la cara mientras no deja de mirarla a los ojos y la planta un beso.
Las cosas saben mejor cuando no te las esperas... cuando de pronto alguien al fin ilumina tu mirada, ese es el momento.
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